¡Qué espléndida gozada!
Campdevànol ha sido un descubrimiento
Joan y Yolanda conversan ante el centenario Desmai. |
Camino de Ribes
de Freser y el Vall de Núria, o en dirección contraria retornando desde el
Pirineo gerundés hacia la costa del Maresme, habíamos pasado por allí en
docenas de ocasiones, pero con toda sinceridad no nos habíamos detenido nunca.
Qué craso error hemos cometido tantas y tantas veces. Cuántas cosas buenas nos
hemos perdido durante muchos años.
Campdevànol, ese sencillo
y trabajador pueblo crecido con el alma de una centenaria tradición industrial de
la forja a la sombra de la capitalidad comarcal del milenario Ripoll y minorado
en la actualidad por la acuciante crisis económica, es hoy día un tranquilo y
reposado enclave en el que sosegar el ánimo es bien fácil.
Coqueto y cuidado
hasta el extremo, la localidad se nos mostró franca y acogedora gracias a la
exquisita hospitalidad de nuestros anfitriones y buenos amigos Joan y Coro que abrieron
las puertas de su casa a nuestros corazones. Afecto, sencillez y amistad
recibimos a raudales y sólo aspiramos a haberles compensado aunque sea en parte
con nuestro cariño.
Yolanda y Joan paseando por la Ruta del Freser |
Es sabido que el
caminar no está reñido con el buen yantar. Así que, tras el agradabilísimo
paseo que nos ocupó hasta mediodía, nos dispusimos a deleitar una más que
apetitosa barbacoa con que nos obsequiaron nuestros anfitriones hasta que la
lluvia pertinaz y puntual empañó los cristales del acogedor salón donde discurrió
la tarde entre charlas, amistad y el remanso de paz que transpiran Joan y Coro
del que nos dejamos contagiar sin ambages.
Volveremos.
Juan Carlos Moreno, 4-9-14
Olee!! M'han entrat ganes d'anar-hi.ajjaja
ResponderEliminarMeravellos!!! Com Campdevano i en Joan i la Coro! Petons per tots dos
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