Hace unos días, paseando por Sant Carles, una apartada urbanización del entrañable pueblo vallesano de La Roca, al girar el recodo final de una de sus calles, la naturaleza me ofreció uno de aquellos golpes magistrales que te depara cuando menos te lo esperas.
En el tránsito entre la urbanización y el monte, se abría ante mí una porción de pineda salpicada de encinas y alcornoques. Un paisaje habitual de los densos bosques que se extienden a lo largo la sierra litoral que divide las comarcas de El Maresme y el Vallés.
Quizás se pueda decir que es un terreno como tantos otros, pero a mí y en aquel instante se me antojó un auténtico paraje de recóndita armonía.
Los matinales rayos de un sol recién primaveral daban calidez a una estampa dominada por ese verde boscoso que tanto me apacigua el ánimo. Las copas de los árboles recortaban el intenso azul impoluto augurando la bonanza de un día espléndido y daban cobijo a los trinos desperezadores de su nutrida avifauna.
Una escueta senda cruzaba el escenario... Se me antojó premonitoria de un futuro esperanzador, siempre ilusionante y abierto a seguir caminando satisfecho por la vida.
Juan Carlos Moreno, 4-4-2017
Extraordinario paisaje y sentida reflexión. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus apreciaciones. Un saludo.
ResponderEliminarSolo un sendero no roderas en plena naturaleza sin duda que invita a pasear para ver de donde viene y a donde va. A mi me lleva a casa de dos enamorados por eso que dice una copla, "cinco farolas", donde se la llama la "veredita verde
ResponderEliminar"DESDE SU PUERTA MISMA HASTA MI PUERTA
LA VEREITA VERDE MADRE, NO CRÍA YERBA… NO CRÍA YERBA."
para expresar el amor y para el desamor
"AY QUE PENITA MADRE! MADRE QUE PENA
LA VEREITA VERDE, CUAJA DE YERBA
CUAJA DE YERBA"
Saludos del paisano exrtemeño
Un abrazo amigo Ángel. Como siempre, tus comentarios siempre aportan valor y conocimiento. Muchas gracias.
Eliminar