¡Qué belleza más
exuberante! Ha nevado intensamente hace unas horas sobre el Montseny. También
lo hizo a pie del litoral catalán la noche anterior, cubriendo toda la sierra
costera de un manto blanco no visto desde hace varios años. Son las
postrimerías de un febrero poco habitual, bastante caluroso y seco, lo que nos
coge por sorpresa a todos a pesar de los avisos insistentes realizados por los
servicios meteorológicos catalanes.

El paisaje resulta
sorprendente; no es nada habitual poder contemplar los densos bosques de pino
Carrasco con sus ramas cubiertas de blanco, ni los taludes y arenales de
granito descompuesto ocultos bajo varios centímetros de nieve.

Asemejando a la nieve y
como invitados por el momento, Yola y yo nos fundimos en un cálido abrazo y
dirigimos juntos la mirada hacia el cielo para contemplar extasiados las gotas
diamantinas que lagrimean constantes de las copas de los árboles que nos
circundan. Son instantes de profundo placer; de una gran paz interior que nos
llena de complicidad y nos hace sentir gratificados con nosotros mismos y con
la Naturaleza por permitirnos disfrutar de tan maravilloso e inusual
espectáculo a escasos centenares de metros de nuestra Mediterránea.
Juan Carlos Moreno, a 3-3-13
Juan Carlos Moreno, a 3-3-13
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