viernes, 25 de septiembre de 2015

EL ROBLE ORGULLOSO

Pasear por los caminos de la comarca de La Vera, al norte de la provincia de Cáceres, es un placer de privilegiados... aunque por fortuna se encuentra al alcance de todos, ya que para todas las inquietudes y niveles de dificultad abre su naturaleza esta agraciada comarca extremeña.

Durante este pasado verano y tomando como base de operaciones el apartamento rural de Conyegar, en Losar de la Vera, un acogedor enclave que combina a la perfección tradición y confort -además de un trato afable y exquisito- pudimos disfrutar de unos agradecidos días de relax y de contacto con los extraordinarios parajes, pueblos y gentes del entorno.

Fueron días de experiencias imborrables que han quedado grabadas en la memoria de los más gratos recuerdos... Como aquel ratino de cualquier paseo matinal en que, saliendo de la casa y tomando el Camino viejo a Cuartos, atrochamos por una senda que cruzaba un robledal hacia abajo, camino de unas escondidas pozas, cuando de repente, como si el tiempo se hubiese parado, mi mujer Yolanda y yo nos quedamos embelesados, imbuidos por la magnificencia del paraje y de aquel robusto roble que se alzaba con altivez hacia el cielo verato, orgulloso de presidir aquella porción de paraíso. 

Juan Carlos Moreno, a 24-9-15













lunes, 14 de septiembre de 2015

LA VERA, ESE GRAN REFUGIO NATURAL DE EXTREMADURA

La Vera es sin duda uno de los grandes parajes naturales del norte de Extremadura. A cobijo de las grandes cimas milenarias de la imponente Sierra de Gredos, esta comarca es un auténtico refugio para el cuerpo en los calurosos días del estío cacereño y albergue para el alma durante las rudas jornadas invernales.

Este verano que afronta sus postrimerías, hemos podido disfrutar una vez más del auténtico lujazo que supone vivir la comarca verata, la exuberancia de su privilegiada naturaleza; una arquitectura popular serrana exquisitamente cuidada; su relevante patrimonio histórico-cultural y, sobre todo, la amabilidad, buen trato y hospitalidad de sus gentes.

Recorrer sus pueblos, las múltiples gargantas que precipitan sus aguas por ríos y arroyos para regocijo de sus miles de visitantes, o los idílicos recovecos repletos de robustos robles, altivos y majestuosos que encierra La Vera, son algunos de los placeres que nuestras sensaciones han vuelto a experimentar un año más.

Y al caer la noche, esa noche verata serena, acogedora y misteriosa a la vez, bajo el manto estrellado insondable e infinito que lo ocupa todo, nuestros sentidos se han rendido ante la exquisitez de la buena cocina de la tierra, auténtico manjar de dioses y emperadores permitido al común de los mortales. Y gozoso, he vuelto a disfrutar de aquellos momentos mágicos, únicos y especiales, con que tan bien sabe obsequiarme mi mujer Yolanda.

Durante estos días de paz verata, Carlos y Xiomara nos abrieron las puertas de su casa en Losar de la Vera y de su amistad. Largas y entrañables fueron las charlas que mantuvimos con ellos, estirando el anochecer como si nadie quisiera que se acabara la jornada en la acogedora terraza de la casa de Conyegar. Lo hicieron con generosidad, amabilidad y un aprecio que se ganaron de nosotros por siempre.

No ha sido la primera ocasión en que hemos visitado La Vera, a la que nos unen lazos de vecindad con la comarca de Campo Arañuelo y nuestro Navalmoral de la Mata; tampoco será la última, seguro. Este verano hemos vivido grandes momentos en tierras veratas. Conyegar reza a su entrada como lema "Encuéntrate en La Vera". Sin duda, ha sido así.


Juan Carlos Moreno, a 14-9-2015