miércoles, 2 de marzo de 2016

¡¡NI UN SOLO DIA MÁS ASÍ!!

Carta abierta a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Albert Rivera.

Son las 3 de la madrugada y sigo sin poder dormir. La cabeza me pesa y la mente está frenéticamente despierta agotándome el alma.

No lo soporto más. Tengo una trayectoria profesional de más de 30 años forjada a pulso, con esfuerzo e ilusión por ganar un futuro mejor para mi familia y de ayudar en lo posible a la sociedad en que vivimos. Después de 24 años cotizados, hace 2 años caí al paro fácil que nos trajo la reforma laboral, y después al desamparo.

A pesar de mi voluntad de salir del pozo, de ser positivo, de mis capacidades y de mi actitud, lo cierto es que me encuentro con 53 años aparcado en la cuneta laboral, peleando como puedo; con mi mujer dejándose la salud estirando la jornada laboral lo imposible para mantenernos a flote; con un hijo de 28 años sin emancipar intentando labrarse el futuro en jornadas nocturnas y otro de 23 ya fuera de casa pero sin trabajo desde hace 2. Las deudas abruman, el alquiler cuesta horrores pagarlo todos los meses, pero día a día luchamos para mantenernos al corriente, vivos y sanos.

Sé que por desgracia hay muchos, muchísimos en nuestro país que están peor y lo están pasando muchísimo peor. Y es intolerable, aunque a mí me duele lo mío, sin perjuicio de sentir mi indignación y rabia por lo injusto que sufren los demás.

Esto no puede seguir así ni un solo día más. Os lo digo a vosotros Pedro, Pablo, Alberto y Albert. A los cuatro y a todos los demás que teneis la llave para que la gente de la calle, el pueblo llano, dejemos de sufrir esta degradación; para que podamos luchar con un punto de esperanza, de volver a ilusionarnos en un futuro.

Pedro, Pablo, Alberto, Albert,... ¿en serio vais a permitir que la gente -esa gente de la que tanto se os llena la boca y de la que tan lejos estáis ya- sigamos sufriendo este deterioro personal, social y laboral ni un solo día más?

La humildad, el servicio a los demás y el mejorar las condiciones de vida de nuestra sociedad son las bases del por qué os hemos encomendado la tarea política de nuestro país. Una función a la que habéis optado voluntaria y libremente.

Con toda humildad y con el mayor respeto os pido, incluso os ruego, a todos Pedro, Pablo, Alberto, Albert, aparquéis vuestros egos personales, vuestros intereses partidistas confesables o inconfesables, y no nos hagais sufrir ni un solo día más esta situación inaguantable para tantos y tantos españoles, seamos catalanes, extremeños, asturianos, o de donde seamos.

Por favor, tened la decencia y la grandeza de pensar en la gente de la calle y no en vosotros y no nos hagais padecer ni un solo día más esta miseria de pais que nos está quedando. De lo contrario, haréis entre todos que muchos más se queden por el camino. Y no sería justo.

Ya sé -no soy necio- que la opinión de un simple ciudadano que lo intenta ser con honestidad y esfuerzo no va a ninguna parte, y vosotros casi seguro continuaréis con lo vuestro sin ningún resquemor.
Mientras tanto, yo intentaré pegar ojo la próxima noche.

Juan Carlos Moreno, 2 de marzo de 2016


viernes, 15 de enero de 2016

EL PLACER DE LAS COSAS SENCILLAS

Una mesa y un banco de piedra en una tranquila porción de tierra extremeña. Bajo un almendro, mi amada esposa descubriéndome los secretos de su preciado fruto. No existe el paso del tiempo, el reloj queda relegado por una sensación de serena plenitud...

En no pocas ocasiones las cosas sencillas son las que nos aportan las más grandes satisfacciones. Estoy convencido de que los episodios dulces de la vida pocas veces tienen que ver con la opulencia y la sofisticación; más bien al contrario. También creo que cuando uno vive feliz como me siento yo, es bien fácil hallar aquellos pequeños momentos de sintonía con el mundo que te hacen sentir tan bien.

Corría mediados de agosto del pasado verano de 2015. Regresaba con Yolanda de visitar Guadalupe. Remontábamos las cuestas de la carretera que nos devolverían al valle del Ibor, que ya habíamos recorrido horas antes camino de la puebla. Al llegar al collado que separa las sierras de Guadalupe y de Altamira, nos detuvimos en la zona acondicionada como aparcamiento para cuantos visitantes desean disfrutar de las magníficas panorámicas que ofrece el lugar. Hacia el sur, casi a vista de pájaro, la puebla y los llanos hacia el sureste siguiendo el arroyo Guadalupejo y a poniente, las frondosas laderas y cimas de las Villuercas. Nosotros no fuimos menos que tantos otros y nuestros ojos se llenaron de tan gratificante espectáculo de la naturaleza.

Por un breve camino que parte del margen izquierdo de la carretera (al Este) en el mismo collado, se accede al Humilladero (una pequeña ermita de estilo mudéjar, también denominada de la Santa Cruz, que allí se ubica desde el S.XV). En su entorno, existe una sencilla pero acertada zona de recreo. Era el lugar adecuado para nuestro almuerzo, compuesto de uno de nuestros espectaculares bocatas, chips, aceitunas y unas galletitas de chocolate. Así que nos pusimos manos a la obra.

Cuando hubimos dado ya buena cuenta de nuestro ágape, Yolanda se puso de pies sobre la bancada, alzó el brazo y tras unos breves escarceos volvió a sentarse sonriente, soltando un puñado de frutos sobre la mesa.

Para este pueblerino urbanita resultó toda una sorpresa cuando cogió una piedra, chascó la cáscara, peló el fruto y me obsequió con la almendra más rica jamás saboreada. Fue todo un descubrimiento para mi, no tengo reparos en decirlo; así como un gozo ver como disfrutaba mi mujer rememorando sus años de infancia a golpe de cascar almendras. Su sereno gesto de placidez, de dulce calma enraizada en esa tierra que tanto amamos, me transformaron el espíritu y ambos compartimos uno de aquellos episodios llenos de sencillez pero que te deparan sensaciones de auténtica paz.

Juan Carlos Moreno, 15-1-2016