martes, 4 de abril de 2017

RECÓNDITA ARMONÍA

Hace unos días, paseando por Sant Carles, una apartada urbanización del entrañable pueblo vallesano de La Roca, al girar el recodo final de una de sus calles, la naturaleza me ofreció uno de aquellos golpes magistrales que te depara cuando menos te lo esperas.

En el tránsito entre la urbanización y el monte, se abría ante mí una porción de pineda salpicada de encinas y alcornoques. Un paisaje habitual de los densos bosques que se extienden a lo largo la sierra litoral que divide las comarcas de El Maresme y el Vallés.

Quizás se pueda decir que es un terreno como tantos otros, pero a mí y en aquel instante se me antojó un auténtico paraje de recóndita armonía.

Los matinales rayos de un sol recién primaveral daban calidez a una estampa dominada por ese verde boscoso que tanto me apacigua el ánimo. Las copas de los árboles recortaban el intenso azul impoluto augurando la bonanza de un día espléndido y daban cobijo a los trinos desperezadores de su nutrida avifauna.

Una escueta senda cruzaba el escenario... Se me antojó premonitoria de un futuro esperanzador, siempre ilusionante y abierto a seguir caminando satisfecho por la vida.

Juan Carlos Moreno, 4-4-2017